HAENDEL: Sonatas para flauta de pico HWV 367a, 369, 362, 365, 377 y 360.
David Antich, flautas. Mediterrània Consort. IBS 32022 (1 CD)
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concertista y profesor de flauta de pico
HAENDEL: Sonatas para flauta de pico HWV 367a, 369, 362, 365, 377 y 360.
David Antich, flautas. Mediterrània Consort. IBS 32022 (1 CD)
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Este otoño se estrena con dos nuevos trabajos con Capella de Ministrers en los que participo. Arrels y El Grial. Puedes ver mi discografía completa aquí.
La Dispersione i David Antich actuen aquest diumenge a les 22.30 h. en el XVIII Festival de Música Antiga i Barroca de Peníscola amb un programa basat en el seu últim disc ‘Flauto a Napoli’ recentment publicat. El CD, el tercer de l’agrupació, ha estat rebut de manera excel · lent pels mitjans de comunicació i per la crítica, ha estat el més venut en música culta durant diverses setmanes i ha obtingut el reconegut guardó Melómano de oro. Se centra en els concerts per a flauta que es conserven en diversos arxius de Nàpols, un dels centres musicals i culturals més importants al segle XVIII.
Algunes de les crítiques en diferents revistes especialitzades han escrit d’ell: «la interpretació aconsegueix el grau d’excel · lència» o «el treball de la Dispersione és d’una delicadesa i precisió impecables».
El protagonista del disc -i del concert d’aquest diumenge- és David Antich, «possiblement el més destacat intèrpret de la flauta de bec a Espanya» com indica una de les ressenyes publicades sobre l’esmentat disc.
Entre les últimes actuacions de La Dispersione cal destacar les del Palau de la Música de València, el Festival de Música Antiga de Daroca o fa uns pocs dies en el Festiva de Música Antiga de Vélez Blanco amb un programa de sarsuela barroca.
La Dispersione y David Antich actúan este domingo a las 22.30 h. en el XVIII Festival de Música Antigua y Barroca de Peñíscola con un programa basado en su último disco ‘Flauto a Napoli’ recientemente publicado. El CD, el tercero de la agrupación, ha sido recibido de manera excelente por los medios de comunicación y por la crítica, ha sido el más vendido en música culta durante varias semanas y ha obtenido el reconocido premio Melómano de oro. Se centra en los conciertos para flauta que se conservan en diversos archivos de Nápoles, uno de los centros musicales y culturales más importantes en el siglo XVIII.
Algunas de las críticas en diferentes revistas especializadas han escrito de él: “la interpretación alcanza el grado de excelencia” o “el trabajo de La Dispersione es de una delicadeza y precisión impecables”.
El protagonista del disco -y del concierto de este domingo- es David Antich, «posiblemente el más destacado intérprete de la flauta de pico en España» como indica una de las reseñas publicadas sobre el mencionado disco.
Entre las últimas actuaciones de La Dispersione caben destacar las del Palau de la Música de Valencia, el Festival de Música Antigua de Daroca o hace unos pocos días en el Festiva de Música Antigua de Vélez Blanco con un programa de zarzuela barroca.
Domingo, 11 de agosto
Castillo del Papa Luna, 22.30 h
La Dispersione
Flauto a Napoli?
David Antich, flauta solista
José Manuel Navarro, violín
Xavi Carrau, violín
Sergi Gil, violín
Josep Ribes, violín
Enric Llorens, violín
Miguel Ángel López, violín
Leonardo Luckert, violonchelo
J. Perfecto Osca, contrabajo
Ignasi Jordà, clave/órgano positivo
Joan B. Boïls, dirección
I
Roberto Valentini (1764-ca. 1735) Concerto II per flauto en Sib M
Nicola Matteis (ca. 1650-ca. 1714) Preludio
Nicola Fiorenza (ca. 1700-1764) Concerto per flauto en La m
II
Francesco Mancini (1672-1737) Concerto XVIII per flauto en Fa M
Nicola Matteis
Francesco Mancini
La leyenda quiso que Nápoles surgiera en el lugar que la bella sirena Parténope había elegido para dejarse morir. Al hacerlo, esta había encomendado simbólicamente a la ciudad la custodia de su canto. La música era la seña de identidad de los napolitanos, en una tierra que, desde siempre, había sido gobernada por extranjeros. […] La maniera napolitana era tan característica que llegó casi a asimilarse con el estilo italiano. Muchos de los compositores del Barroco la adoptaron, especialmente los que, como Händel o Hasse, habían tenido contacto directo con ella. Entre sus rasgos estilísticos más reconocibles, hay que destacar un cierto uso del modo menor y de sus variantes modales, o el manejo expresivo del acorde conocido como sexta napolitana, y de la cadencia rota, para la cual los italianos acuñaron la expresión di inganno, no exenta de sentido dramático. Las arias de las óperas napolitanas tendrían un influjo determinante en la canción popular moderna, debido al inconfundible lirismo de su melos, dulce y melancólico, sentimental e inmediato.
Durante la primera mitad del siglo XVIII, los principales centros de formación musical en Nápoles eran cuatro conservatorios, los de la Annunziata, Santa Maria di Loreto, Sant’Onofrio y la Pietá dei Turchini. Huérfanos, niños abandonados y jóvenes eunucos vendidos por sus humildes familias, recibían allí clases diarias de canto, contrapunto, acompañamiento al teclado y violín.
Los figlioli musici se exhibían cada semana en los servicios religiosos, y, a veces, en residencias privadas o en la ópera. Además del maestro de capilla, en los Conservatorios había dos maestros principales de instrumento, uno para la cuerda y otro para el viento. Los alumnos más aventajados no tardaban en hacerse cargo de los recién llegados. Muchos de ellos se convertían rápidamente en profesionales capacitados para cualquier actividad musical.
Entre las personalidades musicales vinculadas con Nápoles se encuentran compositores como Provenzale, A. Scarlatti, Pórpora, Mancini, Leo, Vinci, Hasse y Pergolesi, y cantantes como Farinelli y Caffarelli. Pero Nápoles destacó también por sus prestigiosos instrumentistas, como los violinistas Nicola Matteis, Pietro Marchitelli y Giuseppe Avitrano, los violonchelistas Rocco Greco, Francesco Alborea y Salvatore Lanzetti, y los clavecinistas Gaetano Greco y Domenico Zipoli (que llevaría su arte hasta las misiones de Sudamérica), además del genial Domenico Scarlatti. Sin embargo, la música instrumental napolitana sigue siendo todavía poco conocida, al contrario de lo que ha pasado con la de Venecia. […]
Por aquel entonces en Italia, la flauta de pico se solía denominar simplemente flauto. Sabemos además que se estudiaba en los conservatorios de Nápoles, junto con los otros instrumentos de viento. La flauta de pico gozaba de una antigua tradición en Italia. […] Por su agilidad y su precisión para la afinación, era particularmente idónea para improvisar diminuzioni y apreciada en la música de cámara con cuerda.
En esta misma época, la nueva flauta travesera comenzaba su irresistible ascenso, y lo hacía a veces en directa competencia con la antigua flauta de pico, como atestiguan varias obras de Vivaldi y de Telemann destinadas a ambos instrumentos. […]
[…] Los concerti [de Valentino y Mancini] son en realidad una mezcla intencionada de varios géneros, como la sonata (da cámera, da chiesa, a solo o en trío) y la sinfonia da camera, además del típico concierto solista al estilo veneciano, con sus ritornelli orquestales y sus brillantes solos. Esta experimentación formal provoca que, en ocasiones, el solista ceda protagonismo a las partes orquestales, en un diálogo de timbres entre la flauta y la cuerda, mientras que, en otras, lo que prevalece es la textura polifónica y la imitación. Sin desdeñar los típicos efectos de la música teatral, los movimientos lentos privilegian el patético lirismo del aria de ópera.
Junto con Jacques Paisible y J. Chr. Schickhardt, Roberto Valentini (nombre italianizado de Robert Valentine) es unos de los pocos flautistas de pico antiguos que no han sido relegados al anonimato. Procedente de una familia de músicos de Leicester en Inglaterra, empieza su carrera de flautista, oboísta y compositor en la Roma de Corelli. Allí, en los años de 1708 a 1710, conoce a Händel que, con toda probabilidad, le dedica las partes de flauta de algunas de sus cantatas italianas. Valentini se establecería en Nápoles hacia 1715. Sus obras, publicadas con éxito en Londres y Ámsterdam, imitan intencionadamente los modelos de Corelli y Haendel, y presentan ciertas analogías con las de Francesco Mancini. […]
Mancini, que había sido alumno en la Pietá dei Turchini, se habría de convertir en el sucesor de Scarlatti en la dirección del Conservatorio de S. Maria di Loreto. Su estilo, intensamente patético, mezcla armonías densas y expresivas con ingeniosos contrapuntos imitativos, como se aprecia en el segundo movimiento de este concierto, donde parece predominar la búsqueda de contrastes entre diferentes colores instrumentales. Quizá debido a su amistad con Valentini, Mancini conocía ciertamente bien la flauta de pico, como se aprecia en sus magníficas doce Sonatas publicadas en Londres en 1724. […]
Violinista y compositor, Nicola Fiorenza pertenece al periodo de máxima difusión de la música napolitana en Europa, que coincide con la generación de Pergolesi, Vinci y Leo. Su reputación como maestro de cuerda en Loreto se vio enturbiada por la excesiva brusquedad de sus métodos, que le causaron incluso la pérdida del puesto. No obstante, su obra, toda manuscrita, merecería ser examinada más a fondo, sobre todo por su posible contribución al desarrollo de la sinfonía y del concierto. Pese a ser una obra temprana, este concierto muestra un seguro manejo de la forma y un gran dominio de las largas líneas en estilo cantábile de los movimientos lentos. […]
Extraído de Agostino Cirillo © 2012
Hemos finalizado la grabación de Las Ensaladas. Una música increíble por su viveza y variedad.
Es un placer grabar con amigos como William Dongois, Katharina Bäeuml, Lambert Climent, José Hernández-Pastor, Jordi Ricart, Ignasi Jordà, Jordi Comellas, Pilar Esteban, Elies Hernàndis, David García, Pau Ballester, Lixsania Fernández, Juan Manuel Rubio y Carles Magraner.
Será un gran disco.